Una de las principales consecuencias luego de un accidente cerebrovascular es la espasticidad. Su principal característica es que cuanto más y más rápido intenta el paciente mover un miembro, más resistencia y endurecimiento presentan los músculos, reduciendo la capacidad de movimiento del afectado.
La presencia de espasticidad en un brazo o una pierna muchas veces se acompaña de menor fuerza muscular y de fatiga, y es así como algunas de las consecuencias más frecuentes de este cuadro son: movilidad reducida, dificultad en la postura y al sentarse, riesgo de caídas, contracturas y deformación de los miembros, dolor, dificultades para la higiene y cuidados personales, depresión y disfunción sexual.
La aplicación de Botox en un grupo muscular disfuncional o comprometido puede lograr su relajación, logrando la estabilización funcional del miembro tratado, contribuyendo de esta manera a facilitar la posterior rehabilitación, porque se disminuye la espasticidad, los espasmos musculares y las potenciales contracturas articulares asociadas. Además, se mejoran también la función motora, el equilibrio y la estabilidad. Otra ventaja es el efecto analgésico, es decir que es capaz de aliviar el dolor actuando a través de diversos mecanismos.
La espasticidad es fruto de accidentes cerebrovasculares. Cuando alguna de las arterias que irrigan al cerebro se obstruye o se rompe de manera brusca, disminuye el riego sanguíneo cerebral y se produce un daño en las neuronas produciendo lesiones cerebrales - accidente o ataque cerebrovascular (ACV) - En Chile el ACV figura entre las diez primeras causas de muerte en hombres y mujeres, a partir de los 20 años de edad. (Minsal, junio 2006)
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