Prevenir la fatiga es la mejor arma para evitar que se instale definitivamente. Sin embargo, hay que saber cómo hacerlo.
- Por la noche, una cena ligera: en vez de una cena copiosa, desayuna algo rico en elementos energéticos y en vitaminas. Una cena pesada puede llegar a perjudicar la calidad de tu sueño. Y un sueño reparador es tu mejor aliado para evitar el cansancio.
- Una alimentación variada y equilibrada: nuestra alimentación debe cubrir todas nuestras necesidades cotidianas con proteínas, vitaminas, sales minerales y oligoelementos. Si tu alimentación es insuficientemente variada y poco equilibrada, tendrás carencias. Y las carencias son el peor enemigo de tu cuerpo y el mejor amigo de la fatiga.
- Dormir bien: ni mucho, ni poco. Pero sobre todo, de forma regular. Adapta tu noche a tus propias necesidades. Algunas personas necesitan dormir sólo seis horas para estar en plena forma, pero otras, en cambio, requieren entre ocho y diez.
- Respetar los horarios regulares y tu ritmo de sueño: no hay nada peor que irse a dormir a horas irregulares. Nuestro reloj biológico se siente maltratado y el cansancio es inevitable. Por la noche, desde el primer bostezo, acuéstate bajo las mantas. No intentes resistirte y luchar contra tu propio sueño. Si dejas pasar este momento propicio para dormirte, te arriesgas a esperar un par de horas antes de poder disfrutar, de nuevo, de los placeres del sueño. Y además, te costará mucho más levantarte al día siguiente.
- Dejar la mente en blanco antes de dormir: es inútil que tu jefe, tus hijos y todas tus preocupaciones se vayan contigo a dormir. Déjalos en el umbral de tu habitación para poder relajarte. Cada cosa a su tiempo.
- Saber delegar: el agotamiento siempre va acompañado del cansancio. Aprende a rodearte de personas con las que tengas completa confianza y, si es posible, apóyate en tus colaboradores o tu entorno. Nadie es imprescindible.
- Organizarse: tu fin de semana siempre parece una maratón. Encadenas la limpieza, el planchado, las carreras, los deberes de la escuela, los informes del trabajo que debes acabar, la cena con los amigos, las salidas… y el lunes, ya no puedes más. Intenta repartir algunas tareas durante la semana, implica a tu pareja y fabrica una planificación semanal que alterne los momentos de descanso con los de actividad. Y reserva los verdaderos momentos de relajación y ocio para el fin de semana.
- Hacer deporte y ejercicio: el cansancio también suele estar relacionado con una vida demasiado sedentaria. En vez de quedarte delante del ordenador, opta por un paseo al aire libre o practica, de forma razonable, tu deporte favorito.
- Saber decir que no a los hijos: nuestros encantadores hijitos saben muy bien cómo acaparar todo nuestro tiempo. Si no tienes ni un solo minuto para respirar, atrévete a decir en voz alta que necesitas descansar. Aconseja a tus hijos que lean un buen libro.
- Relajarse: un buen baño, algunas respiraciones abdominales, un masaje con tu pareja… son métodos excelentes para vencer el estrés y el cansancio, ¡sería una lástima perdérselo!
G. Trabacchi - Doctissimo
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