Amar es un esfuerzo al que hay que dedicar mucho tiempo, algunos les ha durado toda una vida y otros se han quedado en el camino; nos han dado alegrías o nos han proporcionado tristezas. Pero, básicamente, existen algunos tipos de amor que se repiten entre las parejas.
Empédocles decía que el amor y el odio
son las dos fuerzas metafísicas de la vida, causas de todo movimiento y de toda
separación y unión. En el curso de la historia, el hombre ha experimentado
diferentes aspectos y formas de amor, y les ha dado nombre. Con la palabra Eros,
Platón designó el amor a la belleza.
Aristóteles llamó Filia al amor a los semejantes, a los pertenecientes al mismo grupo. Ágape, al contrario, es el amor cristiano incluso hacia lo que no es digno de ser amado. Ephithynia, era el factor de deseo en el amor sexual.
Aristóteles llamó Filia al amor a los semejantes, a los pertenecientes al mismo grupo. Ágape, al contrario, es el amor cristiano incluso hacia lo que no es digno de ser amado. Ephithynia, era el factor de deseo en el amor sexual.
El instinto de amar no es una entelequia, no es una idea filantrópica, el deseo
de amar es una necesidad del ser humano que satisface buena parte de sus
expectativas en la vida y le integra en el mundo, dando expresión a sus
cualidades más positivas. Amar es el acto más generoso, aunque pueda
trasformarse, en algunas ocasiones, en el más egoísta de los sentimientos hacia
el otro.
Cuando existe el amor entre dos personas se generan dos clases de sentimientos diferenciados, aunque el uno necesite del otro para ser completo. Al amar se satisface un ansia, un deseo de prodigar ternura y constituye una clase especial de realización. Ser amado sacia otra necesidad, el deseo individual de ser querido y apreciado.
Si amar constituye una clase especial de realización, ser amado es la recompensa que se le otorga. Estos dos sentimientos pueden existir independientemente, deben ser diferentes y es necesario diferenciarlos.
Amar significa anhelar a alguien, y la satisfacción de ser objeto de la ternura de otra persona tiene, sobre todo, el carácter de halago del yo y se relaciona con el sentimiento de la vanidad satisfecha., del orgullo complacido, aumenta la valoración de uno mismo.
El amor es una emoción que se desarrolla a edad temprana. Cuando es positivo, constituye la base de los logros humanos y es el germen de la tolerancia, el autosacrificio, la amistad y muchas otras manifestaciones que pueden disfrutarse en las relaciones sociales.
Usado negativamente y cuando se dirige hacia uno mismo, se trasforma en vanidad, egocentrismo y orgullo; distorsionado se puede trasformar en odio y unido al miedo en celos.
Cuando existe el amor entre dos personas se generan dos clases de sentimientos diferenciados, aunque el uno necesite del otro para ser completo. Al amar se satisface un ansia, un deseo de prodigar ternura y constituye una clase especial de realización. Ser amado sacia otra necesidad, el deseo individual de ser querido y apreciado.
Si amar constituye una clase especial de realización, ser amado es la recompensa que se le otorga. Estos dos sentimientos pueden existir independientemente, deben ser diferentes y es necesario diferenciarlos.
Amar significa anhelar a alguien, y la satisfacción de ser objeto de la ternura de otra persona tiene, sobre todo, el carácter de halago del yo y se relaciona con el sentimiento de la vanidad satisfecha., del orgullo complacido, aumenta la valoración de uno mismo.
El amor es una emoción que se desarrolla a edad temprana. Cuando es positivo, constituye la base de los logros humanos y es el germen de la tolerancia, el autosacrificio, la amistad y muchas otras manifestaciones que pueden disfrutarse en las relaciones sociales.
Usado negativamente y cuando se dirige hacia uno mismo, se trasforma en vanidad, egocentrismo y orgullo; distorsionado se puede trasformar en odio y unido al miedo en celos.
Dentro de una relación de pareja no solo amar y ser amado es el alimento que
proporciona satisfacción, también se busca la protección y la ayuda mutua, la
confianza y la seguridad, sobre todo cuando ya se ha cumplido una edad madura en
la que el sexo pasa a un segundo plano y se anhela, sobre todo, la estabilidad
presente y futura.
Isabel Martínez Pita, EFE
Isabel Martínez Pita, EFE
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