Cómo afecta el desempleo en las personas

El desempleo no afecta por igual a todas las personas. Hay que tener en cuenta diversos factores como la edad, el tiempo que lleve desempleado o las cargas familiares que tenga. Además, el tipo de personalidad de cada uno y su forma de reaccionar ante las contrariedades, pueden ser factores determinantes a la hora de conseguir otro trabajo.

El desempleo conlleva una disminución de los ingresos y, por tanto, produce cambios en el estilo de vida. Se producen cambios radicales en la forma de vivir, pues se vive con la


incertidumbre de no saber cuánto tiempo durará esa situación. En tales circunstancias, se tiende a ser precavidos y reducir drásticamente los gastos.

Tiene una gran repercusión en el ámbito familiar, intensificando las relaciones existentes con anterioridad. Puede producir gran tensión y desestabilizar las relaciones familiares perjudicándolas o, por el contrario, la familia puede ser el gran apoyo y encontrar en ella el empuje y ayuda necesaria para buscar otro empleo, transmitiéndole confianza y seguridad.

La pérdida de empleo también produce una reducción de las relaciones sociales. Inevitablemente se pierde el contacto con aquellas personas que son imprescindibles para poder desarrollar nuestro trabajo. Además, es un medio para relacionarnos y hacer grandes amistades. Por otro lado, las dificultades económicas disminuyen los contactos sociales, no hay tanta disponibilidad para salir a cenar, ir de copas o realizar actividades que supongan un gasto.

El desempleo puede traer consecuencias psicológicas negativas como disminución de la autoestima, depresión, ansiedad, etc. Produce un empobrecimiento del concepto que se tiene de uno mismo.


Cómo afecta al desempleado
La forma de reaccionar ante el desempleo dependerá entre otros factores de la personalidad de cada uno. Hay quienes con inmediatez empiezan a movilizarse para salir de esa situación, actuando de forma positiva y esperanzada, confiando en sus posibilidades, y otros, por el contrario se sienten hundidos y sin fuerzas para iniciar la búsqueda de empleo, pierden la confianza en sí mismo y en sus capacidades.

No obstante, hay una serie de sentimientos comunes que sufren quienes han perdido su trabajo. Entre ellos destacamos los siguientes:

- Sentimiento de vergüenza. La persona desempleada suele sentirse avergonzada por esa situación, responder a la simple pegunta "¿en qué trabajas?", les produce malestar. Este sentimiento surge tanto por el hecho de estar desempleado como por tener que buscar un empleo. La intensidad en que se sufre dependerá de diversos factores como la edad o el tiempo que lleve desempleado.

- Sensación de fracaso. Es frecuente encontrar personas desempleadas con sensación de fracaso, por no haber logrado permanecer en ese puesto de trabajo, con la sensación de haber fallado.

- El sentimiento de culpa también es frecuente ante estas situaciones. Muchas veces la propia persona llega a culparse por es situación, pensando que no ha sido lo suficientemente válido en el desarrollo de sus funciones y no ha sabido mantener su puesto de trabajo, sin tener en cuenta los factores externos que han podido generar esa situación como la necesidad de reducir plantilla o el cierre de la empresa.

El desempleo no afecta por igual a todas las personas, su efecto no es comparable en una persona joven e independiente que ha perdido su empleo con un padre de familia que tiene que hacer frente a los gastos familiares.

El padre de familia no solo deja de ingresar dinero en su casa, sino que además considera que su rol de cabeza de familia queda desvalorizado, se siente impotente y frustrado. Hay que reaccionar y salir de esa situación, dejar de autocompadecerse y buscar soluciones.


Dª. Trinidad Aparicio Pérez
Psicóloga. Especialista en infancia y adolescencia.
Granada.


Fuente: Pulevasalud.com

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