Sexo por internet: cómo afecta internet en las parejas

La web, el facebook, twitter… existen muchas nuevas variantes que favorecen la comunicación… pero, en algunos casos generan celos, desconfianza y peleas en la pareja. Cómo darle a internet el lugar que le corresponde.

Sin duda alguna, todos estamos al tanto de que la comunicación entre los humanos adquirió un espacio indiscutible en el mundo cibernético.
Las razones por las que el intercambio entre sujetos tiene un desarrollo contundente a través de internet son muchas.
Algunas cuantas nos preocupan:
  • La separación entre el mundo real y el imaginario;
  • la tendencia a la “soledad acompañada”;
  • la disociación y el autismo que provoca;
  • los riesgos de ofrecer nuestra identidad a un mundo inmanejable;
  •  la posibilidad de entrada de lo extraño, lo exótico, lo perverso, etcétera.
Otros tantos nos inclinan a reconocer y aceptar los aspectos positivos de la cuestión:
  • posibilidad de ampliar el mundo social (y, en algunos casos, comenzar a construirlo, iniciarlo);
  • recuperar y sostener vínculos profesionales, laborales y afectivos;
  • facilitar el encuentro, permitir el despliegue de aspectos y recursos propios (en especial para aquellos que padecen algún tipo de resistencia o represión en el ámbito de lo social y de lo afectivo), etcétera.
¿Qué ofrece este nuevo mundo a las parejas?
  • Espacio individual. Debemos considerar que la particularidad de contar con una computadora, un password y un rato de soledad nos permite desarrollar el espacio de “lo individual” el cual está, habitualmente, restringido en la estructura vincular. La burbuja del “nosotros” diluye, muchas veces, el derecho a la intimidad y la libertad personal.

  • Recuperar el “yo” privado. El acceso a lo virtual, nos permite recuperar la primera persona, nuestro “yo” privado y volcar en ese escenario el vuelo de nuestras fantasías, el juego de la transgresión, el estiramiento de los límites pactados y pautados. Somos nosotros pero a la vez somos otros respecto a los que somos en el cotidiano de nuestras vidas.

  • Podemos desplegar personajes, jugar con nuestra imaginación y, a través de ello, habilitar permisos y autorizarnos a mostrarnos creyéndonos enmascarados. En muchos casos, esta posibilidad lúdica, nos hace más verdaderos al ser más anónimos.
¿Qué conflictos genera?
Los conflictos que surgen a partir de esta cuestión rozan y se instalan en el núcleo de las inseguridades de cada integrante del vínculo.
  • Si la pareja está acostumbrada a vincularse al mundo en “plural” este mundo virtual puede ser vivido como atentatorio y amenazante hacia el vínculo.
  • Los conflictos pueden aparecer simplemente cuando uno de los dos se instala demasiado tiempo frente a la computadora desatendiendo –supuestamente- a su partenaire. Los fantasmas se instalan, la inquietud se extiende.
  • La escena se vive como abandono, como una preferencia hacia quien sabe quién o qué, en vez de ocuparse de la pareja.
  • Un poco más intenso es el choque cuando uno de los dos se entera de que su compañero o compañera cambió su “pin”, ese que tuvo durante años y que ambos compartían. Miles de preguntas de tinte paranoide acuden y se instalan.
  • Es entonces cuando comienzan las disputas por el derecho que cada uno tiene de privacidad, las denuncias sobre históricas desconfianzas, las razones y sinrazones, y a partir de allí todo el anecdotario de la novela vincular sale a la luz.
El facebook, un capítulo aparte

Si comparten facebook y alguno de los dos se entera de que él o ella se hizo amigo o amiga de algún desconocido hasta hoy, estalla el conflicto:
- ¿Desde cuándo volviste a relacionarte con tus compañeros de la primaria?
- ¿No se llamaba María la chica que me contaste que salió con vos en quinto año?
-¿Y qué hace esa María en tu facebook mandándote mensajes tan amorosos?
-¿Me explicás desde cuándo te mensajeas con tu profesor de gimnasia?
- ¿Y esas fotos que se mandan entre tus amigas con tipos desnudos y musculosos?
O bien el golpe a la autoestima y la oleada de angustia que provoca el enterarse “de casualidad”, solo mirando en el casillero ”elementos recientes” que él (en este caso lamentablemente son muchos más ellos que ellas) se la pasa mirando porno por internet. Evidentemente ella siente que tal como intuía, el sexo entre ellos es escaso y ella no lo satisface lo suficiente como para que tenga que sumergirse en esos sitios “asquerosos”. ¿O será él algo perverso? Tiene que admitir que más de una vez lo pensó.
Y, quizás lo más demoledor, cuando nos enteramos de una sostenida infidelidad a través de un simple mail olvidado de deletear.
Ahora, más allá del anecdotario de síntomas vinculares disparados por lo cibernético, como sexóloga estoy obligada a contarles cuál es la verdadera relación entre el erotismo y la virtualidad.
La opinión de la especialista
Lic Adriana Arias, psicóloga y sexóloga
Sexo en internet: cómo interpretarlo
  • En principio, se trata de sexo, que, como bien sabemos y padecemos, ha sido siempre ubicado en el lugar de lo misterioso, lo no mostrable, lo oculto, lo íntimo. Obviamente, nada más adecuado para todas estas variables que internet.
  • Ofrece anonimato, intimidad, transgresión, inestabilidad, imaginación, fantasías, permisos y estiramientos de los que, sin duda, no somos capaces en nuestra vida sexual cotidiana.
  • Allí abrazamos fantasmas, derribamos fronteras, creamos, inventamos. Y, cierto es, que el erotismo se lleva fantástico con todas estas particularidades del sujeto.
Entonces, mis consejos:
  • Incluyamos ésta forma de comunicación en la pareja.
  • Aceptemos y disfrutemos de la intimidad que esta forma de comunicación nos ofrece.
  • Juguemos con las fantasías a través de lo virtual.
  • Hagamos real lo virtual.
  • Y, fundamentalmente: Tengamos cada uno su propia computadora.
En definitiva, si nuestros fantasmas más acuciantes se desarrollan a partir del hecho del “riesgo de la virtualidad”, estamos obligados a revisar la sostenida rutina en la que vivimos, las farsas que silenciamos, la diversión y el interés que perdimos, todo lo que hace que sea más atractivo el erotismo virtual que el real.

¿CÓMO REACCIONAR SI NO ESTAMOS DE ACUERDO CON INTERNET?
  • Siempre defenderse diciendo la verdad: “A mí me gusta esto”. O bien: “A mí no me gusta”.”Y no quiero participar en algo que no me agrada”. Esta sinceridad implica el riesgo de que la elección sea “ O Internet o yo”.

  • También se da la posibilidad de que lo hablen con una psicóloga/o ó sexólogo/a experto/a en parafilias, (perversiones) para confirmar o disconfirmar si esas prácticas entorpecen la vida en común, y si existen otras alternativas de acción que ambos acepten para modificar o eliminar la frecuencia del uso de Internet.

  • ¿Usar Internet, se transformó en un hábito indispensable, compulsivo, o es una elección circunstancial que la usan cuando quieren y cuando no quieren la ignoran?

  • En el caso de que si no usan Internet no se excitan, uno o ambos han generado una parafilia (cyberparafilia) y merece ser atendido profesionalmente para conocer en qué los puede perjudicar y cuál es el riesgo real de que uno de los dos quede afectado.

  • En caso de que sea un juego más de los que practica la pareja o el individuo, no existe peligro de daño ni en el individuo ni en la pareja.





Fuente: Revista Buena Salud

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